El aeropuerto de Haneda recibe a los forasteros con banderolas que anuncian \'1 Year to Go!\'. Se inicia la cuenta atrás. Falta un año exacto para los Juegos de la XXXII Olimpiada que, del viernes 24 de julio al domingo 9 de agosto del año próximo, reunirán a 10.500 deportistas en lucha por 962 medallas, de 962 pasaportes a la gloria. Y no se habla de mosquitos que transmitan el Zika, ni de preocupación por la seguridad, ni de retrasos como en Río de Janeiro. Sólo de futuro. "Conectando con el mañana" es el lema. El mañana de la tecnología y del movimiento olímpico.
"Estamos muy contentos de que todos los trabajos se mantengan en fecha", se felicitó ayer John Coates, el jefe de la Comisión de Coordinación del COI. De las 40 instalaciones, sólo ocho son de nueva construcción. Y sólo tres están inacabadas. El Ariake Arena (al 83%), que acogerá el voleibol. El Centro Acuático (75%) para la natación y el Tokyo Stadium (90%), con capacidad para 68.000 asistentes.
Un coliseo que vivirá la apertura y clausura, atletismo y fútbol y que no es el que ofrecía la ciudad cuando ganó los Juegos en Buenos Aires en septiembre de 2013. Ese iba a ser una grandiosa construcción, con techo retráctil y más de 80.000 butacas, de la premiada arquitecta anglo-iraní Zaha Hadid y que el gobierno acabó tirando para atrás por su elevado coste. Este se levanta sobre el antiguo de la edición de 1964, de la que se aprovechan el mítico gimnasio Budokan (judo), el Yoyogi para balonmano... Economía de recursos.
Y es que, un año después de adjudicarse los Juegos y en plena crisis de credibilidad olímpica, el COI implantó la Agenda 2020. El leitmotiv, "adaptar los Juegos a las ciudades y no las ciudades a los Juegos". Es decir, el mantra de Madrid 2020. La pretensión, evitar fastos y gastos para neutralizar el movimiento del \'No a los Juegos\', que obligó a adjudicar las ediciones de 2024 a París y 2028 a Los Ángeles de una tacada y sin concurso (algo sin precedentes) para ganar tiempo. Con las nuevas normas, el COI obligó a Tokio a reducir su presupuesto de los 14.000 millones de euros iniciales a unos 10.000. Hay que ser austeros para atraer candidatos.
Unos Juegos que pudieron ser en Madrid, pero la inestabilidad financiera de la zona euro (versión oficial de Thomas Bach, presidente del COI) decantó la balanza hacia el país del Sol Naciente. Luego, en una investigación criminal en Francia sobre la corrupción en la Federación Internacional de Atletismo, se detectó un pago de cinco millones de euros de Tokio 2020 destinados a financiar proyectos de la Internacional que se sospecha podrían haber servido también para dirigir votos. Dimitió por ello Tsunekazu Takeda, presidente del Comité Olímpico Japonés. Pero eso es pasado. Lo que importa es el mañana. Las medallas con materiales reciclados de teléfonos móviles que se presentarán hoy, los robots que ayudarán a los espectadores... El futuro.
Protocolos de entrenamiento contra el intenso calor
En julio del año pasado, 18 personas fallecieron en Tokio por una ola de calor. Se calcula que el termómetro pasará con creces de 30 grados muchos días y la temperatura media entre las 09:00 y 16:00 horas, cuando se celebran la mayoría de las competiciones, será de 28 grados. La combinación con una humedad de más del 70% será crítica. El COI se ha asegurado de que los espectadores puedan llevar agua dentro de los recintos y que acudan a ellos por espacios protegidos del sol. En las sedes, baños de hielo. En deportes como triatlón y atletismo ya se entrenan con protocolos de calor que reproducen las condiciones de Tokio.
Mascotas tokio 2020, el azul para los Juegos Olímpicos y el fucsia para los Juegos ParalímpicosLas medallas con hechas con material reciclado